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La Cueva Del Semieterno by Marina Castagnino is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 3.0 Unported License.

sábado, 7 de diciembre de 2013

XIII No ser de mí

No querías que te vieran
descosiendo todo el miedo y la violencia
que ahondan ardiendo en tu ausencia

No querías que te vieran
aplaudiendo a los refutadores de tendencias
que carcomen lo más íntimo de cada esencia

Pero te vi casi sin darme cuenta
haciendo que cada paso tuyo se convirtiera
en el latido mismo de toda existencia

Y quise que nos devolvieras
de esta constante intermitencia
que me ata a tu influencia

y a la vez conmigo tenerte
mientras todos los por ahora
se transforman en para siempre

Vos que las tintas corrieran
inundando en sus furias todas la escorias
y yo que todo lo que supe se desvaneciera

Hiciste que riera
y casi te doy mis dos llaves: libertad y conciencia
Nos reímos devuelta y ya no hubo nada que nos contuviera

sábado, 6 de julio de 2013

Semietrno XII Fénix

Sentí el temblor del mundo
y supe que eras vos 
que te reías

descorriendo en menos de un segundo
todas las formas 
que rompen fantasías

Brillando entre las sombras
que dan sentido a la memoria
que desgarra 
siempre y ahora
eso que ya no sirve y que sin embargo ahonda

Ese infinito que es del todo mío
del todo escindido
del todo querido
del todo existiendo del todo siempre infinito
del siempre todo mío

En el que irrumpiste siempre risueño
porque sabíamos que siempre nos preferimos ardiendo
ante toda esa densa y volátil indiferencia
que en tus días ya se enraizaba en las inmensidades de la Tierra

Y que todavía convierte
todo lo existente 
en materia inerte

Y preferimos el odio 
que por lo menos es caliente,
y preferimos el fuego 
que por lo menos sigue siendo doliente

Para enfrentarnos a ese tedio que mataba
lo poco de ameno que quedaba de las almas
transformando todo en combustible y carcajadas
a pesar de que sabías cuán difícil era volver a sublimarlas

Nos hundimos en las profundas distancias
del abismo que nos separaba
pues aún en su absoluta abulia
¡seguían siendo almas!

Y no dejabas de repetirme que no darles importancia 
era dejarnos caer en la ponzoña de su trampa
Y que debíamos obligarnos a la activa resistencia 
que se destila en todas las esencias
en las que hierve siempre renaciente
la liberación perpetua

Entonces me reía 
sin creer en lo que me decías
pero siempre te seguía

porque admiraba tu destreza 
para transformar cada monotonía en sorpresa
y siempre conseguías devolverle 
la vida a cada esquirla de alma
que estaba perdida

Y hoy, que todo temblaba, volví a saber, que, otra vez, existías
porque desde dónde estés
sentí que reías

miércoles, 3 de abril de 2013

Instante


Creí en la estrella diminuta
que en su corazón enorme
opaca las fases de la luna

que no dejan de ser distintas
que no deja de ser una

Creí en la estrella diminuta
que en su inmensa ternura
me pedía que salga
que me encuentre con la luna

que se mueve pero no se muere
y me espía, desde la ventana
invitándome a pasear

Creía en la estrella diminuta
que antecede la mañana
invitándome a jugar

y tal vez quiera saber
qué seré de mí
que siempre fui lo mismo
y siempre por venir

Creí en la gran estrella
que no por su disfraz de diminuta
deja de ser siempre bella

que de tanto dar luz a mundos diferentes
la mía, cada vez más incandescente,
no deja de parecerse, cada vez más, a ninguna

miércoles, 2 de enero de 2013

Semieterno XI, Ciclos

[el original, escrito en la hermes baby que me dejó mi más querido tío abuelo]

Hubiese preferido volver a unirme contigo
cuando decidieras no encarnar más hijos
y hayan crecido los míos

Pero te encontraste con la descendencia
de un absurdo silencio que creías perdido
y nos urgió desenredar toda esa herencia
que tan sutilmente había intentado teñirnos

Y necesitamos volver allí donde nuestras furias
habían fluido hacia un abrazo infinito
que derrite a su paso todas las angustias

porque contiene en su interior la capacidad
de concedernos toda paz
sellando el pacto que nos ayuda a contagiar
toda vulnerabilidad

Y no pudimos más
que unirnos
para solidificar
lo que debería seguir siendo siempre lo mismo
disolviendo lo que es indistinto

Y luchamos para defendernos de la banalización
con la que fueron cubriendo lo que nos había partido
los mismos que usaban la palabra “tibio” como acusación

porque nunca entendieron todo lo que nos costó
llevar todo ese dolor que deía ir a cristalizarse en el frío
para traer esa pasión que hierve en la insoportable humedad del calor

Y cuando al fin concluimos
nos devolvimos a los mundos en los que siempre nació
lo que nunca debería haberse ido

Allí donde se decodifican todos los instintos
para dosificar lo que debe ser extinto


y sembrar lo que debemos exponenciar cuando existimos