Sentiste tanta hipócrita violencia
de gente que creías tan de mierda
que le haría mejor al mundo
estando muerta
Y con gracia te abstuviste de agradecer
a los dioses que pudrieron los úteros
de los seres más viles de todos los mundos
Y te acercaste como nunca a Dios
que creyendo más que siempre en vos
Te dio su pan espiritual y te ayudó
quebrando el cinismo que silencia tu voz
Y te disolviste en el mar del puro amor
Y tu angustia murió en el fuego
que la abrasó y te abrazó
Sin la ceguera selectiva
que tanto te hartó
Sin la fuerza repulsiva
que casi te mató
Pero inmortal y siempre bien nacido
y felizmente recibido
en todos los corazones en que habito
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